De momento te suena el nombre, pero cuando pruebes la nueva variedad Moby Delicious ya no se te va a olvidar. Sí, te suena de la que, para muchos, es la mejor sativa del mundo (Moby Dick). Pero antes de pasar a lo técnico y para que lo entendamos desde el principio: Moby Delicious es el resultado de cruzar a esta reina con su hija más brillante (Royal Moby). Ahí va el resultado.
Pasemos rápido por lo obvio. Predominancia sativa, productividad y potencia únicas. Y a su vez muy fácil de cultivar.
Grandes, pesados, duros… y sorprendentemente densos y repletos de resina. Vale, es posible que esto también lo hayas leído, pero ahora ya estás a punto de leer la diferencia clave por la que muchos clientes ya se han pasado en esta variedad evolucionada Made In Delicious:
Te va a llegar un aroma floral donde predomina el limón. Pero el combo perfecto lo vas a notar en su sabor. Cítricos, pino, incienso y haze más un toque sutil de madera. Si buscas relajarte, prueba la variedad, pero te vas a encontrar mucho más… Todavía nos falta la sorpresa final patrocinada por el último invitado.
El subidón psicodélico de la Royal Moby (seguro que sabes de lo que estamos hablando) era lo único que nos faltaba para ponerle el lazo a la Moby Delicious. Efecto eufórico, thc por los aires y máxima intensidad en el sabor. Igual está mal que lo digamos, pero además de contar con lo mejor de cada casa, tenemos una variedad donde no se ha desperdiciado nada.
Antes hemos dejado caer que esta planta no te va a dar problemas a la hora de cultivarla. ¿Por qué? Entre otros, por su breve ciclo de vida. Eso sí, ten en cuenta que en exterior le tienes que dar bastante espacio y un clima lo suficientemente suave. A principios de octubre ya la vas a estar cosechando plantas de hasta 1.200 gramos.
No te esperes que esta planta llegue al tamaño de la Moby Dick (igual que te decimos una cosa te decimos otra). Eso sí, cuando empieces a ver las porras que saca… Vas a tener un buen déjà vu.
Poco más que añadir de esta estrella con el toque Delicious. Solo hace falta probarla para confirmar que, efectivamente, con todo de lo que acabamos de contar nada podía salir mal.
